No es dos de marzo, ya siento el retraso, pero aquà tenemos la entrada mensual como prometÃ. Esta vez vamos a comentar dos prendas que pertenecen al traje femenino y que han sido muy comunes en cuanto a su uso y han ido evolucionando en cuanto a la confección y el uso de telas, algo de lo que tiene culpa el siglo XVIII.
Vamos
a hablar de los justillos y jubones. Estas prendas aunque son una base de la
indumentaria tradicional, prolifera su uso durante el siglo XVIII y el siglo
XIX.
Estas
prendas realzaban el talle de las mujeres, ajustándose a la cintura, como si
fuera un corsé, la diferencia en un primero momento es que el corsé, era una
pieza de ropa interior y que se colocaba bajo las vestimentas, algo que veremos
más adelante.
Esta
prenda cubre el torso desde los hombros hasta la cintura, ciñendo asà el cuerpo
de la mujer. Desde la cintura salen como una prolongación las aletas, el número
de aletas cambiaba dependiendo del cuerpo de la mujer.
En
un primer momento las aletas se dejaban fuera; aunque más tarde, estas aletas
se llevarÃan por dentro de la falda, de manera que proporcionan más volumen en
la zona de la cadera; desde entonces el llevar las aletas por fuera, era signo
de dejadez y no estaba bien visto.
Estas
prendas están formadas por dos piezas simétricas que se unen a lo largo con los
costados curvos, que servÃan para marcar la cintura, al mismo tiempo estas piezas
se anudan por delante, dejando la pieza entreabierta, por cordeles que se
pasaban a través de los ojales.
En
cuanto a los escotes, no tenÃan aplicaciones salvo ligeros pespuntes, tenÃan formas
suaves redondeadas o en forma de V.
El
justillo, colocado directamente sobre la camisa, no tiene mangas, por lo que
las mangas de la camisa quedan al descubierto; también se puede colocar debajo
del jubón, en épocas frÃas, además de que en los hombros se pueden realizar
unos tirantes con la tela usada tanto en la parte delantera como en la trasera.
Con
esta prenda se empezó a moldearse la figura de la mujer, normalmente para
hacerlos más rÃgidos, se colocaban cañas finas o ramas de olivo, entre el forro
y la tela exterior en la parte delantera. Esta prenda acabo teniendo una transformación,
provocando que las aletas y la pieza delantera desaparecieran, convirtiéndose en
el corsé, una prenda interior, como hemos puntualizado anteriormente.
El
Jubon cubre toda la espalda y la zona de los pechos desde los hombros hasta la
cintura, y al contrario que el justillo, esta prenda sà que lleva mangas en la mayorÃa
de los casos, largas, que son estrechas y están formadas por dos piezas curvas
que facilitan el movimiento. En el siglo XIX en el caso de las aletas, sufrirán
la misma transformación que las del
justillo, acabaran escondiéndose por debajo de la falda. A finales de este siglo
las aletas son ya inexistentes y los escotes son más recatados.